En los últimos tiempos parece que se está produciendo una gran incidencia de los jóvenes y adolescentes en lo que se han llamado trastornos de la conducta alimenticia, que fundamentalmente son:
Anorexia nerviosa
Bulimia nerviosa
Obesidad mórbida
Son enfermedades que han salido a menudo debatidas y comentadas en los medios de comunicación, especialmente en la televisión. La sociedad tiene mucha información sobre estos temas, pero en ocasiones son abordados de forma incorrecta y muchas veces perjudican más que ayudan a las personas con este tipo de problemas, porque en realidad son trastornos más complejos de lo que parecen y que terminan por afectar a todas las facetas de la vida.
Son muchos los factores que pueden inducir a un adolescente en edad de desarrollo a caer en este tipo de problemática. Se tienen que aunar varios de estos factores para que se de lugar a un trastorno de alimentación. A continuación, vamos a ver los principales factores de riesgo.
Factores de riesgo |
Personales |
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Familiares |
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Preocupación excesiva por el aspecto físico.
Conceder gran importancia a lo que puedan pensar o decir los demás: ' Al qué dirán'.
Gran exigencia en todos los aspectos de la vida: estudios, trabajo, físico, competencia...
Poca comunicación entre los miembros de la familia.
No diferenciación clara de los roles de cada uno, por ejemplo, la adolescente se ve ejerciendo el papel de hija y asumiendo el papel de madre con sus hermanos pequeños.
Presencia de un trastorno de alimentación en algún miembro de la familia.
Presencia de un trastorno depresivo en la madre.
Obesidad materna.
Alcoholismo paterno o uso de drogas. |
Sociales |
Físicos |
Ensalzamiento del físico en la sociedad actual.
Imágenes de supermodelos muy delgadas en medios de comunicación.
Existencia de una sociedad competitiva que valora el perfeccionismo, la autoexigencia y la infabilidad de las personas.
Haber sido víctima de comentarios jocosos o despectivos en la infancia a consecuencia del aspecto físico.
Bombardeo de dietas y operaciones de estética en medios de comunicación.
Problemas de relación con personas del sexo opuesto o entre iguales.
Proximidad de alguna amiga íntima con trastornos de alimentación.
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Una vez que se ha entrado en el círculo de la anorexia, la bulimia o la obesidad, es muy difícil salir por uno mismo. Los pacientes con alguno de estos trastornos lo describen muy bien cuando dicen que experimentan tener la mente dividida en dos, porque eso es exactamente lo que les sucede. Por un lado tienen una parte mala o enferma que les dice que no deben comer, que si comen no van a poder parar de hacerlo y que van a engordar muchísimo y sin ningún freno. Esta parte enferma es terrible porque suele recurrir a insultos, vejaciones y autocastigos si no es obedecida. Por otro lado, tiene una parte buena o sana que lucha por sobrevivir contra la enfermedad. Es esa pequeña vocecilla, que rara vez es escuchada, y que reconoce que se está haciendo daño a sí misma y que sabe que debe comer para seguir viviendo.
La lucha interna que experimentan las personas con este tipo de trastornos es horrible, agotadora y muy dañina, porque es fácil que, con el paso del tiempo, se llegue a un estado depresivo y de total desesperanza.
Como hemos podido ver, estamos ante unos trastornos que no se limitan únicamente a la alimentación, sino que afectan a todas las facetas de la vida de la persona, y que por tanto deben de ser tratados por diversos profesionales de la salud. Salir de la anorexia, la bulimia y la obesidad es posible, aunque no es un trabajo fácil. Requiere mucho esfuerzo por parte de la paciente, de la familia y de muchos especialistas coordinados. Dentro de estos especialistas que deben trabajar en un trastorno de alimentación están:
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El trabajo psicológico es el más importante y el que más tiempo lleva. Pero también es muy importante el apoyo y la colaboración de la familia. Sé que las personas que padecen estos trastornos de alimentación piensan que sus padres no les entienden, que no quieren decepcionarles, o que simplemente no les van a ayudar, pero se sorprenderían de lo dispuestos que están a echar una mano para luchar contra su enfermedad, una vez que han comprendido la naturaleza del trastorno y aprendido a enfrentarse a él.
Desde aquí me gustaría mandar un mensaje de esperanza, animando a las personas que padecen estos problemas a que busquen ayuda, que somos muchos los que estamos dispuestos a prestársela y que lo hagan cuanto antes mejor, porque más fácil resultará salir de esto. No perdáis la esperanza. |